Este indicador mide los avances hacia el fin de la epidemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Las tasas de incidencia de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) en la Región han disminuido de manera sistemática desde el año 2000. Sin embargo, se observan tendencias decrecientes de la incidencia a nivel de país sobre todo en las subregiones del norte de los Andes y el Caribe latino, mientras que, en otras subregiones, las tasas se han mantenido relativamente sin cambios durante el último decenio. A pesar de la disminución general que se muestra en la figura A.16, la incidencia de la infección por el VIH sigue estando muy por encima de los niveles necesarios para alcanzar la meta de 0,09 infecciones por 1000 habitantes para el 2025. 

El acceso limitado al diagnóstico de la infección por el VIH, la escasez de profilaxis previa a la exposición y la inmigración procedente de países con una mayor carga de VIH pueden contribuir a un aumento agudo de la incidencia. El porcentaje de personas en América Latina y el Caribe que conocen su estado serológico, reciben tratamiento adecuado y logran una supresión virológica sostenida ha aumentado lentamente. Sin embargo, se mantiene por debajo de las metas porcentuales establecidas, con 85%, 72% y 66% para el diagnóstico, el tratamiento y la supresión del VIH en América Latina y 83%, 68% y 57% en el Caribe, respectivamente.

Recomendaciones

• Garantizar que el tratamiento de la infección por el VIH actúe como pilar esencial de la prevención del sida, revitalizar los esfuerzos de prevención y detección temprana del VIH y fortalecer el diagnóstico temprano de la infección por el VIH con innovaciones en el ámbito de la salud digital. 
• Dar prioridad a las leyes y los mecanismos presupuestarios de los países para ampliar el acceso al tratamiento antirretroviral, a fin de promover la supresión de la carga viral y reducir drásticamente la transmisión del VIH. 
• Abordar las barreras culturales, sociales y del sistema de atención de salud debido a las cuales las personas se muestran reacias a hacerse la prueba de detección del VIH, buscar tratamiento o revelar su estado serológico. 
• Capacitar a los prestadores de atención de salud para que brinden una atención sin prejuicios, empoderadora y sensible a las necesidades específicas de las personas con infección por el VIH.